El Secadero
En nuestro secadero apostamos por el curado natural y los procesos artesanos. Esta ha sido nuestra forma de trabajar desde hace medio siglo y la que mantenemos actualmente.
El jamón es cosa de familia
Unos abuelos enseñan a conducir y otros enseñan cómo se selecciona un buen jamón. Algunos nietos heredan una casa o un reloj y otros... heredamos un oficio.
Los saberes que el abuelo Joaquín trajo desde Teruel hace 50 años cuando puso en marcha el secadero de Villarroya son los que hoy aplicamos al curado natural de jamones con el toque justo de sal.
Nuestra Historia
Jamones Villarroya es el sueño de Elisa y Joaquín, un matrimonio que en el año 1965 emigra desde El Castellar (Teruel) a Cuarte de Huerva (Zaragoza) con dos pasiones: emprender y hacer jamones. Con ellos, llega también la experiencia de generaciones en el curado de jamones, que pronto obtienen reconocimiento en el pueblo, así cómo en Zaragoza, con la apertura de una nueva gran fábrica y una nueva tienda.
Medio siglo después somos la tercera generación quienes tomámos el relevo, manteniendo la misma forma artesana de elaborar los jamones, con muy poca sal y curaciones largas. El producto final es un jamón de excelente calidad, reconocido por nuestros clientes por su sabor poco salado, su untuosidad y aroma.
Las etapas del jamón
Lo que distingue a nuestros productos y les confieren calidad.
1. Salado
En la elaboración de nuestros jamones hacemos un salado tradicional a mano, que destaca en calidad sobre el resto de métodos y permite salar cada jamón en su punto óptimo.
2. Mantecado
Protegemos cada pieza hasta en tres ocasiones con una mezcla propia de aceite y manteca. Esta práctica nos permite alargar su curación y hacer que el jamón alcance todo su sabor.
3. Curado
Nuestros maestros jamoneros abren y cierran las ventanas de nuestro secadero, aprovechando el paso de las estaciones y el cierzo del valle del Ebro para curar el jamón de manera lenta y natural.